sábado, 14 de enero de 2012

La llave que te esconde

Aquella noche volví tarde a casa, chorreando de lluvia de tres días que no cesaba, parecía que el cielo estuviese llorando por la tragedia más grande del mundo.
Como cada día abrí el buzón, hay mucha gente que sufre de buzonfobia, cuando se aproximan a esa caja de sus pesadillas ya les cuesta encontrar la llave correcta porque un miedo interno se va apoderando de su persona, con la mayor atención posible miran a través de la rendija, "¿habrá alguna factura?, esperemos que no" e introducen la llave en la pequeña ranura...
Yo simplemente lo abría cada día por el mero placer irónico de ver que no había recibido nada de interés y que iba a pasar otro aburrido rato más revisando lo que había en su interior.
Pero aquella noche una de las cartas parecía que pesaba algo más de lo habitual, dejé el resto de la correspondencia abandonada a su suerte en el recibidor y me senté en la mesa a examinarla, era un pequeño sobre amarillento con mi nombre y dirección escritos por una estilográfica y nada más....

Seguro que la semana que viene continuará

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